La diabetes tipo 1 consiste en un aumento de las cifras de glucosa en sangre por un defecto de la producción de insulina. Ocurre por una alteración autoinmune, mediante la cual las células del páncreas encargadas de producir insulina son destruidas. Aparece habitualmente en la infancia – juventud, pudiendo aparecer a tempranas edades, incluso en época de lactancia.
Ante esta falta de insulina en el organismo, se producen una serie de alteraciones provocadas por la hiperglucemia (glucosa alta) y que son características del inicio de esta enfermedad: poliuria (exceso de orina que origina nuestro organismo para tratar de eliminar la glucosa), polidipsia (mucha sed, en consecuencia de la gran pérdida de líquidos a través de la orina), polifagia (gran apetito), pérdida de peso, y cansancio. Todas estas alteraciones desaparecen al iniciar el tratamiento, que siempre será con insulina.
La diabetes no tiene cura, con el tratamiento se busca un control que logre mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de los considerados normales. El tratamiento comprende la inyección de insulina, el control del ejercicio, y el control de las comidas.
El paciente ha de llevar las riendas de su control y su tratamiento, de este modo será capaz de medir sus niveles de glucemia y actuar en consecuencia, adaptando así la cantidad de insulina a inyectarse, el tipo de alimentación que lleve, y el ejercicio que realice, así como actuar en caso de hipoglucemia e hiperglucemia.